top of page

La Refundación de la Media

  • Adrian M. Del Pino
  • 17 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

No veas la televisión,

Léete uno de esos libros estúpidos

Que venden en los supermercados

Y siéntete satisfecho por tu hazaña,

Eres fantástico, eres un puto genio.

Tampoco comas a deshoras,

Mantente en forma,

Ve a esos sitios a los que va la gente mediocre

A ejercitarse,

Corre hasta que te reviente el corazón,

Levanta peso hasta que tus brazos se partan,

Destrózate el cuerpo como un animal suicida,

Como un rayo que se estrella contra el mar.

Te estás cuidando, eres maravilloso,

Siéntete como la mejor y más increíble de las personas,

Porque todos los demás se envuelven

En su propia mierda y piensan que son geniales,

Pero es mentira.

Jamás bebas alcohol,

Jamás hagas nada que no convenga,

Jamás fumes, nunca te drogues,

Cepíllate los dientes y no bebas café

Y asiste a todas las ceremonias familiares.

La familia es un regalo,

Cada maldita cosa que venga de ello

Es sagrado como tu alma.

Asiste sin falta a todas tus citas,

Ten hijos y edúcalos tal y como tú eres,

Ya que esa es la auténtica realidad.

Tus hijos deben ser tu extensión,

Jamás se desvíen de eso,

Jamás vuelvan a casa borrachos,

Jamás follen antes de casarse,

Jamás apruebes ninguna de sus novias,

De sus maridos o de sus hijos

Si no son exactamente iguales a ti,

Tú eres una jodida maravilla de persona.

Cómprate un perro y límpiale el culo,

Recoge cada una de sus cagadas

Y limpia este mundo verde,

Del color de los billetes de 5.

Átalo con una cuerda a un árbol

En el jardín de dos por dos

Que has adquirido con tu dinero

Y créale un paraíso.

Enséñale a traer el periódico,

Las zapatillas o el maldito mando a distancia,

Pero que jamás se escape,

Que jamás sea libre,

Ni tampoco le dejes entrar,

Que viva en la intemperie de las luciérnagas.

Planta un árbol o algo así,

Porque es importante cuidar

Del planeta en el que vivimos.

Después de eso, haz lo que quieras,

Quema la montaña con tu soberbia,

Porque la cuenta está saldada

Y los pájaros de la madrugada

Siempre serán perros de media noche.

Cómprate el mejor coche del mercado

Si es posible,

Y respeta las leyes de circulación

Aunque puedas cortar la existencia

Como una bala a punto de atravesar

Una tormenta de arena.

Usa ese vehículo para demostrar tu calidad

Para dar a entender que eres un ganador

Y nadie jamás podrá superarte,

Estás en la cima.

Échate muchas fotografías,

Que quede constancia de ello,

Que todos puedan comerse tu éxito.

Si es necesario, invéntalo,

Todos deben sentirse atraídos por tu historia,

Los descendientes de tu estirpe

Deben conocerte como alguien valeroso

Que remarcó los apellidos.

Demuestra que lo sabes todo,

Que eres como uno de esos

Viejos chamanes de las tribus de salvajes

Que viven en Dios sabe dónde

Y que son conocedores de cada

Mínima parte de cada cosa que merece la pena.

Si no es así, embadurna tus palabras

De seguridad de barro y sal vencedor

De la conversación, sea cual sea,

Trate de lo que trate

Y tenga lugar con quien tenga lugar.

Sé un cobarde, preferiblemente,

Porque los valientes mueren jóvenes

Y normalmente lo hacen solos

Y en la más absoluta de las miserias.

El nombre de los valientes suele perderse

En el noventa por ciento de los casos,

Así que se inteligente.

La cobardía es inteligencia.

Cállate siempre que puedas,

Aguanta tanto como te sea posible,

Y cuando creas que vas a salir

De tu propio cuerpo,

Sigue aguantando,

Evita así problemas porque no puedes

Ser valiente.

Respeta la opinión de todos

Por muy descabellada que sea,

Por muy estúpidos que sean

Los labios que manchan tu nombre,

Por muchas letras que se coman

Los siglos de la incertidumbre.

También ama con moderación

Y jamás beses con saliva en la lengua,

Con sabor en la boca del otro,

O con los ojos encendidos

Como la aurora del último día.

Cuando folles,

Trata de disfrutar lo justo y necesario,

Haz que sea mecánico.

Debes salir de eso

O jamás llegar a entrar,

Sé inteligente,

No seas dependiente

Ni hagas a nadie depender

De ninguno de tus gestos,

Es más sencilla la gota de gasolina

En el asfalto

Que la mancha de sangre en la pared

De la indiferencia.

Mientras tanto,

El mundo sigue en su sitio

Y nadie hace nada.

Entradas recientes

Ver todo
UN TERCIO        POEMA ROJO

La cama chilla de hambre, mis pezones endurecidos ansían tu lengua entre escombros de historias bifurcadas, mis huesos se hacen polvo...

 
 
 
El Ciego y La Luciérnaga

Creí que era ciego porque había nacido en la oscuridad. El verbo ver era inútil para mi viviendo en las tinieblas. Sabía que vivía en una...

 
 
 
Éxodo

Éxodo - Cuéntame un cuento, abuela, antes de que te mueras. Arrastrar maletas sin aceite. Reguero de trapos y cartón. Postales rotas sin...

 
 
 

Comments


bottom of page